REPÚBLICA DE LOS IGUALES

martes, 24 de marzo de 2015

EL DICHOSO BIPARTIDISMO


Por Miguel Angel Domenech

Se habla mucho del bipartidismo como el enemigo a quebrar. Pero el enfoque que supone ese propósito puede   que traiga más problemas de los que pretende resolver. 

En primer lugar, dirigiendo el foco de atención de la praxis política y de la interpretación del acontecimiento políticos  en esa dirección se está cayendo en una simplificación  tan cómoda como peligrosa. No se ve porqué el bipartidismo es menos perjudicial que el multipartidismo salvo en que éste puede “dar voz” a minorías y a alternativas que de otra manera quedaban acalladas. Pero el multipartidismo seguirá sin resolver el problema de que la política continúa   consintiendo en “dar voz” y no dar gobierno. La “voz” seguirá siendo, esencialmente, una delegación de la soberanía popular en otros. Seguirá funcionando el mecanismo de que el pueblo no gobierna sino que elige a los que hayan de gobernarle, cosa muy distinta. Multipartidismo o pluripartidismo, sobre ambos sigue pesando el defecto de la democracia (¿democracia? ), representativa: la renuncia al ejercicio de la soberanía por el ejercicio de la actividad de los  “ mejores”, los “ elegidos” que actúan en nombre de todos, autorizados y confirmados en su “ superioridad “ del resto del vulgo por el hecho de haber sido  “ elegidos”. (como una   reactualización  y nueva versión  del discurso  roussoniano de “ el pueblo ingles cree ser libre cuando vota, etc,… por el de “ el pueblo español cree ser libre cuando borra el bipartidismo  ,etc etc, ). 

Es muy expresivo el término mismo de representar, como el acto de presentar algo o alguien ante otro u otros. En el acto de representar siempre hay otro que se supone que es quien debe decidir o resolver pues en caso contrario ¿ porque habría que presentársele nada?. De cualquier manera implica que para la realización del acto o su legitimación  debe de ser presentado ante otra instancia que transciende al autor del acto sin cuya presentación no alcanza realidad o 
eficacia. El acto de representar es por lo tanto , ya en origen, una alienación de la decisión.  


Quizás incluso el multipartidismo agrave el abismo  entre representatividad y democracia concebida como gobierno del pueblo (, gobierno delos pobres y muchos en que todos gobiernan y son gobernados por turno y en que todos ejercen las magistraturas por turno sin exclusión de , riqueza, cultura o competencia tecnica) . Esto  se producirá por el mecanismo de que el multipartidismo , dada  la mayor dificultad de gobernabilidad que entraña .,está forzosamente abocado al pacto y al acuerdo político, es decir abocado a un mayor margen de discrecionalidad al arbitrio de los representantes elegidos y mayor alejamiento del elector. (Recordemos el discurso a los electores de Bristol de Burke). Nada obliga a que los partidos emergentes.- una vez roto el bipartidismo- haya de estar  forzosamente más a la escucha de sus electores que los que componían el bipartidismo. Y aun así, aunque lo estuvieran- cosa que como digo nada garantiza- seguiría funcionando el sistema de “voz y voto” pero no autogobierno.


 Otro de los efectos colaterales de multipartidismo por su naturaleza de abocado al pacto es la inclinación inevitable que habrán de tener hacia  la “realpoilitik”.( Ciertos síntomas del asomo de esa realpolitik se vislumbran  en algunas declaraciones de pretensión critica ,  recientes del líder de  algún partido emergente del género “ se está muy cómodo quedándose en los principios”).



 No deja de ser sospechoso que los media mayoritarios- o sea la voz de las oligarquías-  insistan y celebren  tanto en que el nuevo fenómeno político en el país es el adiós al bipartidismo. ¿Porque no pueden evitar mostrar que les guste tanto?¿ Quizás porque esa ruptura no es ninguna amenaza a la oliogarquia dominante sino todo lo contrario ?¿ Quizas porque el relevo del bipartidismo por el multipartidismo  da una aparente mayor legitimidad  ideologica  de urgencia a la desprestigiada democracia representativa?  Algo huele mal. Esta mañana he oído  decir al  multipartidismo susurrándome :   “ Si tanto me elogian,¿  qué habré hecho de malo?”

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